Entrevista a
ALEJANDRA MENASSA
(Entrevista completa)
Fotografía: Kike Carbajal
Texto: David Martínez Romero
Madrid, 8 de diciembre de 2015
Es cosa cada vez más rara el encontrar a
personas capaces de aunar diferentes cualidades, intereses, ambiciones más allá
de un ámbito profesional, de un sector académico, de un espacio vital. Pero,
sin duda, Alejandra Menassa es una de ellas: médico, psicoanalista, escritora, poetisa,
pintora y últimamente también actriz, Alejandra se encuentra en una posición
privilegiada para reflexionar sobre la naturaleza de los procesos creativos,
ella misma inmersa en buen número de los mismos, y ello me impulsó a pedirle
que nos concediera esta entrevista, convencido de que la conversación
resultante sería sumamente atractiva. Nos recibe en su gabinete psicoanalítico,
un tanto envuelto en penumbra, y resguardada por los cuadros que penden en la
paredes, obra de su propio padre, el también multidisciplinar psicoanalista
Miguel Óscar Menassa, fundador del Grupo Cero, se dispone a que dé comienzo a
la conversación. A pesar de que ni las entrevistas, ni los contenidos en general
producidos desde Homo Artifex responden a urgencia mediática alguna, no
puedo dejar de comenzar preguntándole qué siente al haber sabido esta misma
tarde que la película La invitación del
presidente, escrita y dirigida por Miguel Óscar Menassa y protagonizada,
entre otros, por ella misma, se cuenta entre las seleccionadas por la Academia
de Cine Española para elegir las nominaciones de la próxima edición de los
Premios Goya.
—Ha sido una sorpresa para todos —responde—, porque
nosotros tenemos una productora muy pequeñita, estamos haciendo un cine muy de
autor, totalmente fuera de los circuitos comerciales, y yo la verdad que cuando
me he visto esta mañana en la misma página que Maribel Verdú y Juliette Binoche
casi me da algo, vamos.
—Dicho
lo cual —prosigo—, me gustaría que, en general, sea
lo que sea de lo que hablemos, lo enfoquemos desde el punto de vista de los procesos
creativos, la relación del hombre, de la mujer con la creatividad. No sé por
qué, pero la primera pregunta que se me ocurre para hacerte es si psicoanálisis
es lo mismo que terapia, si se influyen el uno a la otra, o son cosas
simplemente distintas.
—Vamos a ver —me explica Alejandra—: el psicoanálisis es un pensamiento sobre el hombre, sobre la
mujer, un pensamiento sobre la humanidad, sobre los procesos mentales, los
procesos psíquicos, e incluye una posible terapia, es decir, desde ese
pensamiento, desde ese cuerpo científico se desprende un método terapéutico,
pero es mucho más que un método terapéutico. Yo creo que el surrealismo hubiera
sido imposible sin el psicoanálisis, por ejemplo, porque el psicoanálisis
incluye el concepto de que la creación es desde el pensamiento inconsciente,
que no es una cosa de la conciencia. El procesamiento es inconsciente, y el que
habla de eso es Freud, quien nos da, digamos, la lógica de lo inconsciente. Luego hay otros teóricos que han ido trabajando…
—Pero ¿es Freud el único que destacarías? Su nombre va ligado al
psicoanálisis, pero hay otros que merecen la pena…
—Hay otros cuantos. Yo, sinceramente, me quedo con Freud, Lacan…
Menassa si quieres, porque lo otro son desvíos e intolerancia hacia distintas
cuestiones de la teoría que planteó Freud. A unos no les gustaba la pulsión de
muerte, y entonces se hacían una teoría que no tuviera pulsión de muerte, a
otros no les gusta que la sexualidad tenga un papel preponderante en los
humanos, y entonces se hacen una teoría donde la energía es asexual, por
ejemplo: Jung. Es decir, son desvíos de la teoría por falta de tolerancia hacia
esto o lo otro, y la teoría freudiana es un conjunto, todo está relacionado con
todo, no se puede decir a esto sí y a esto no. Es una teoría completa, si te
sales ya es otra cosa, ya no es psicoanálisis.
La mención de la importancia de todos y cada uno de los elementos de un
sistema en el propio sistema me hace pensar en mis estudios casi obsesivos de
Hegel y Nietzsche, y caigo en la cuenta de que a lo largo del tiempo he
encontrado muchas afinidades entre Nietzsche y Freud, muchas de las cuales
supuse no eran más que mis propios prejuicios provocados por mi propia pasión
por Nietzsche. Pero el caso es que recientemente descubrí que en su
Autobiografía Freud reconoce que, de hecho, se obligaba a no leer a Nietzsche
porque muchas de las conclusiones del filósofo trágico influían demasiado en
las investigaciones que estaba llevando a cabo el propio Freud. Le pregunto a
Alejandra qué piensa sobre esto.
—Totalmente —responde—.
Vamos a ver. Hay un pensamiento sobre el ser humano, el pensamiento occidental (por
no meternos ahora en la filosofía oriental, porque no resultaría mucho más
complejo), pero en el pensamiento occidental hay resonancias, como el concepto
de repetición de Freud, que tiene resonancias en otros autores…
Le
pido que me explique el concepto de repetición en Freud.
—Significa que tendemos a repetir aquello de lo que hemos gozado:
cualquier cosa que nos ha hecho gozar, en lo que hemos encontrado un goce, pues
tendemos a repetirlo. Sea bueno o sea malo, quiero decir: el goce no es el
placer, el goce puede ser algo que es muy nefasto para el sujeto. Pero tenemos
una tendencia a la repetición de eso. Ese concepto está bastante extendido en
la filosofía, no es solamente un concepto freudiano. Evidentemente, Freud no
está fuera de la historia del pensamiento, hay muchísimas conexiones con otros
pensadores. Aunque nos estemos refiriendo al terreno del psicoanálisis, él
además escribió cartas con Einstein, tiene numerosas referencias a Nietzsche,
tiene referencias a muchos otros. De la época, tuvo relación con escritores,
con poetas. Freud es uno de los que van a la poesía; Freud decía que la poesía
siempre predice la ciencia, que la poesía habla de algo, de un imaginario que
luego la ciencia conceptualiza, pero la poesía ya ha predicho. Eso está en toda
la obra de Freud, por eso es tan importante la creación, por eso te decía que
el psicoanálisis es mucho más que una terapia. A nosotros se acerca mucha gente
que lo quiere es aumentar su capacidad de creación. Lo que tú llamabas
creatividad, que a mí no me gusta mucho llamarlo creatividad, me gusta más
llamarlo creación, la poiesis, la
poesía, como decía Platón. Porque creatividad… un creativo puede ser
cualquiera, es un trabajo más organizado, pero la creación es otra cosa más
difícil, es un dejarse llevar por lo inconsciente, es otra cosa.
—A mí me gusta hablar mucho hablar de «pensamiento creativo». ¿Crees que
la creatividad — continúo preguntando— tenga relación con la curación y la sanación?
—Eso es interesante. Se han utilizado mucho las terapias de
pintar para paliar la enfermedad, de poesía, de grupos de poesía, como
tratamiento. Yo creo que es al revés, es decir, hay que estar muy sano para
poder crear, es cosa muy compleja la creación, otra cosa es manchar un lienzo
con… pero para crear realmente, para producir algo diferente con los mismo
elementos de que disponemos todos los seres humanos (o bien las palabras o bien
los colores que son significantes, o las notas musicales, pero que cada uno los
va a combinar y va a producir una nueva creación), hay que estar muy sano. No
es que te cure la poesía, es que para hacer poesía hay que haber pasado antes por
un proceso en el que primero tienes que salvarte de la envidia de los otros,
porque toda producción social va a ser legada después a la humanidad, todo
producto creativo va a ser dado a los otros, una novela que tú publicas o una
película que haces, se la vas a dar a los otros.
—¿Y qué pasa ahí con la envidia?
—Pues que si tienes un poco de asco por los otros seres humanos… Esto
se ve mucho, hay muchas inhibiciones de la creación que tienen que ver con
cierto rechazo hacia el resto de la humanidad: “Esto no se lo voy a dar nadie,
esto me lo guardo en el cajón del escritorio porque es maravilloso y que no lo
toque nadie…” Entonces, bueno, también hay que tener unos sentimientos un poco
elaborados para poder llegar a la escritura o a la creación.
—Sólo una cosa
más sobre Freud —insisto—, una de las
frases que más he escuchado en mi vida es Freud ya está superado, procedente de
gente que es patente que no lo han leído. ¿A qué crees que se debe este
rechazo, qué pasa aquí?
—A ver: Freud tiene un texto precioso que se debería leer todo
aquel que quiera responder a la pregunta de por qué hay tanto rechazo al
psicoanálisis. Se llama: Una dificultad
del psicoanálisis. Primero: que está superado Freud, vamos a ver, las
ciencias son atemporales; ahora Aristóteles tiene una vigencia, Platón tiene
una vigencia, Hegel tiene una vigencia, Heidegger tiene una vigencia, todos los
autores tienen una vigencia, aunque las teorías se van complejizando y se van a
aportando unas a otras, pero nada queda obsoleto, nada queda superado, y la
idea de «superación»… es una mala lectura de Hegel, porque Hegel hablaba de “relevo”,
no hablaba de superación, hablaba de que una figura releva a la siguiente.
—Bueno —añado—: la cancela
integrándola.
—Exactamente, pero no es la idea de superación en el sentido de
borrar lo anterior, sino que se contiene, la figura posterior contiene a la
anterior, es una idea más de relevo en el sentido del relevo en los atletas que
se pasan el testigo para seguir corriendo en las Olimpíadas griegas. Entonces:
la idea de superación es una mala interpretación de Hegel por la vulgarización
que se hace de él y porque la gente nunca va a las fuentes para leer el texto,
sino que se lee a fulanito de tal que ha escrito tal sobre el texto, y luego se
producen estas confusiones.
—Pero cuál es la razón del rechazo.
—Sí —prosigue Alejandra—.
Primero, Freud no está superado, porque cien año para una ciencia es absolutamente
nada, no podemos medir el tiempo de la ciencia con el tiempo del humano, de la
pequeña vida humana, de los pocos años que duramos en la Tierra; la matemática
tiene cuatro mil años y nadie puede decir que la suma está obsoleta, o que está
pasada o que está superada, es decir, la ciencia tiene otra temporalidad que no
es la del sujeto. Y luego, a Freud se lo rechaza porque no es una ciencia que
hable de la naturaleza, o más bien habla de la naturaleza humana, pues nos toca
íntimamente, y el psicoanálisis nos cuestiona, es muy cuestionador, y es muy
revolucionador del sujeto, o sea: no te deja nunca como estabas, te mueve los
prejuicios…
—¿O sea: incomoda?
—Exactamente, incomoda. Incomoda, además, con una cosa muy
pusilánime a veces, por ejemplo, la introducción del concepto de sexualidad,
sin la cual es imposible comprender algunos de los síntomas histéricos. Pues
eso: la pusilanimidad de 1900 lo rechazaba, pero es que la actual también lo
rechaza. Es decir, ahí sigue habiendo un rechazo a que la sexualidad tiene que
ver con la vida de los sujetos y con lo que nos pasa, y no solamente con las
relaciones genitales, la sexualidad es mucho más amplia, nos influye en todo lo
que hacemos, en cualquier verbo que ejerzamos.
—¿Por qué es tan importante para el psicoanálisis constituirse como
ciencia?
—Es interesante esta pregunta porque… ¿de qué ciencia hablamos, de
qué concepto de ciencia hablamos cuando decimos que el psicoanálisis es una
ciencia? Evidentemente no podemos utilizar los mismos parámetros que se
utilizan para la ciencia positivista, para las ciencias matemáticas, para las
ciencias físicas. El psicoanálisis es una ciencia conjetural, como el marxismo,
que también es una ciencia, pero es una ciencia conjetural, es una ciencia que
es como una conversación entre amigos, como decía un teórico que estudia estas
cuestiones. ¿Por qué es una ciencia? Porque toda ciencia tiene la
característica de develar una ceguera sobre lo humano, cuando nos viene a
mostrar, diciendo: “Miren, ustedes no estaban viendo esto, no estaban viendo
los procesos inconscientes, cómo puede ser esto, a ver. O sea, creen que todo
lo que pasa a un sujeto le pasa por la conciencia, que todo lo controla, que
todo lo sabe, que todo lo percibe. Pues hay un montón de cosas que nos pasan
sin que nosotros nos demos cuenta de por qué nos están pasando, ni podamos
explicar las razones de por qué sucede”. Es decir, hay una parte de nosotros
que funciona de manera inconsciente, y esa es la ceguera que viene a develar
Freud, lo que nos viene a mostrar, por eso tiene la categoría de ciencia.
—Estamos hablando entonces de ciencia como desvelamiento de un
ámbito de lo ente, y en esta caso, del ámbito del inconsciente humano.
—Exactamente. Ésa es la idea.
—¿Cuántos ámbitos creativos tocas?
—A ver: yo escribo poesía, que fue lo primero que hice desde antes
del psicoanálisis, antes de todo. Empecé a ir un taller de poesía como a los
dieciocho años, me leí la obra de varios poetas… además yo soy un poco
exagerada, muy apasionadamente, es decir, me encerraba con un poeta una semana
y hasta que no había terminado toda la obra no pasaba al siguiente. Luego, unos
años más tarde coordiné un taller de poesía, hasta los 21 o por ahí, y he
estado toda la vida en relación con la poesía. Mi primer libro de poesía lo
publiqué a los 21 años, tengo ya siete libros publicados, y ella fue el primer
amor, por decirlo de alguna manera, y creo que lo poético está en todo. Después
también he pintado, tengo varias exposiciones hechas en Madrid; he hecho
cerámica, otros tipos de escritura, ensayo, tengo varios libros de medicina, de
psicoanálisis, publicados, novela… tengo ahí un par escritas, pero no están
publicadas y yo creo que no están para publicar, aún las tengo que trabajar. Y
bueno, luego vino el cine también a nuestras vidas, de repente. Esto fue
aproximadamente en el 2001. Creamos una pequeña productora, entre varios
psicoanalistas: hemos hecho 25 cortos, hemos hecho cuatro largometrajes, y uno
de los largos, que es La invitación del
presidente, pues ya sabéis, está seleccionado a los Goya en varios rubros,
y en uno de ellos como actriz principal estoy yo. Nosotros siempre hemos hecho
un cine independiente, bueno, con la primera película casi nos arruinamos por
cierto. La hicimos toda con créditos personales, pedimos cada uno un crédito, y
al meternos en el mundo del cine nos engatusaron: “Ahora hay que poner esto de
no sé qué, y todo carísimo, 35 mm y no sé cuántos”… y al final, una pasta de
película. Ahora estamos haciendo un cine mucho más modesto, autosuficiente, nos
hemos comprado todas las máquinas, el AVID para montar las películas. No
queremos hacer un cine que compita con el cine comercial, ni que tenga muchos
efectos, nosotros estamos intentando decir algo con las películas, estamos
intentando incluir el pensamiento psicoanalítico, todos los personajes hablan, es
una cosa muy curiosa del cine de Menassa: la historia se va construyendo sobre
los diálogos, el diálogo tiene una preponderancia absoluta sobre la imagen, es
decir, la imagen va detrás de las palabras siempre, es un cine muy peculiar.
Le pido a Alejandra que me hable ahora de su formación académica.
—Yo soy médico internista, hice la residencia en el Hospital Doce
de Octubre. Soy psicoanalista, estoy formada en la Escuela de Psicoanálisis de
Grupo Cero, y sigo en formación, estoy dando clases en ella. Soy profesora del
Seminario de Medicina Psicosomática hace mucho años, sigo trabajando de médico
y ahora estoy haciendo un proyecto muy bonito con el que estoy muy emocionada e
ilusionada: estoy trabajando en una clínica de medicina integrativa donde
intentamos abordar las enfermedades aparentemente del cuerpo, tipo hipotiroidismo,
enfermedades autoinmunes, lupus, cáncer incluso, de una manera global,
incluyendo lo psíquico. Aquí estoy trabajando como médico internista y también
como psicoanalista. Me parece un proyecto fascinante y queriendo publicar más cosas
en él. Hemos publicado un libro que se llama Doctor, por qué no puedo adelgazar, que presentamos hace un mes y
medio. Este libro hace la experiencia con los obstáculos que nos hemos
encontrado cuando una persona viene a decirnos que quiere adelgazar, por qué
tiene tanta dificultad para hacerlo, y bueno, cuáles son los obstáculos
psíquicos, de alguna manera. Mi formación es continua, yo sigo en formación en
la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, sigo yendo a congresos de medicina,
creo que la formación de un profesional de la medicina no puede acabar con la
carrera, hay que seguir formándose. Cualquier profesional bueno tiene que
seguir formándose.
—Uno tiende a pensar —comento— que
cuando se acude a terapia, o a psicoanálisis, o a algo parecido, es porque se
tiene un problema, que hay que esperar a tener un problema para hacerlo.
—Eso es lo que comentábamos antes. No es necesario estar
enfermo para psicoanalizarse. Por eso, nosotros, ahora estamos trabajando mucho
(por relacionarlo con la creatividad,) con actores, nos vienen muchísimos
actores, primero porque hay cierta escuela que los traumatiza un poco, y luego
porque hay muchos que quieren trabajar ciertas inhibiciones, dificultades que
tienen a la hora de desarrollar los personajes: timidez, vergüenza, etc., etc.
Cantantes también hay muchos, miedo escénico, nos consultan bastante por eso,
pero no necesariamente llegar a no poder cantar, como ha habido algunos casos
reciente de abandono de la carrera discográfica por el problema de la fobia al
escenario o del temor, el miedo escénico. Sin llegar a eso, hay mucha gente que
tiene cierto grado de angustia, o que simplemente quiere llegar a sentirse más
cómodo. Y para levantar inhibiciones, porque a ver, Freud decía, y es una frase
que me parece súper bonita, que en todo hombre hay un poeta, en toda mujer, en
todo ser humano. Y entonces hay que dejarlo salir, y lo tenemos ahí bajo llave,
por eso el psicoanálisis ayuda mucho a esto, a levantar las inhibiciones que no
nos dejan desarrollar la creatividad, la creación.
Le pido que amplíe en relación con enfermedades patológicas.
—No hay una sola enfermedad del ser humano en la que no haya una
participación de su psiquismo. Desde el cáncer, el SIDA, enfermedades del
colágeno, lupus, trastornos funcionales, que son muy frecuentes, por ejemplo el
colon irritable… en todas las enfermedades que afectan al cuerpo hay
participación del psiquismo, y desde luego las enfermedades propiamente
mentales, las neurosis obsesivas, los trastornos de angustia, la histeria… El
psicoanálisis es un instrumento muy eficaz como terapia, pero no sólo eso, es
mucho más. Como te decía, todo el surrealismo es bastante difícil pensarlo sin
el psicoanálisis, la pintura de Dalí es una pintura francamente onírica, y
Magritte, aunque rechazaba un poco el psicoanálisis… pero bueno. También el
psicoanálisis nos vienen a decir que cualquier palabra se puede combinar con
cualquier palabra. Es la libertad de la escritura, que no tienes que estar
dentro de unos cánones, ni decir las cosas como el orden establecido dice, sino
que puedes tener la libertad de combinar cualquier palabra con cualquier
palabra.
Le
pregunto si no cree que, en el caso de producirse la fortuna de resultar
nominada al Goya como mejor actriz, la exposición pública resultante de ello
pudiera afectarle negativamente.
—Yo he estado bastante en los medios —responde
Alejandra—, he estado y me he decepcionado, y he
pasado. O sea, me llaman de Telecinco y les digo: “Sí, buenos días y adiós,
llamad a otro”. Pero sí, tuve una época que estuve bastante ahí. Creo que si la
fama, si sirve para algo, es para difundir lo que uno cree que le puede hacer
bien a la gente; en mi caso, no creo que la fama tenga otro interés. Si desde
un lugar de más audiencia puedo difundir ideas que le pueden servir a alguien,
que pueden ser de ayuda para alguien, pues encantada, ya con eso más que
pagada.
—¿Cuáles son tus planes inmediatos de futuro?
—Pues
tenemos muchas cosas. Me nombraron presidenta de la
Sociedad Española de Medicina Integrativa, la SESMI, hace poquito, un año y
algo, y bueno, pues estamos intentando establecer relaciones con otras
sociedades de medicina integrativa a nivel internacional, ya hemos comenzado
con la sociedad europea; vamos a firmar un acuerdo con la Fundación MOA, que es
la encargada de la medicina integrativa en Japón, y que está intentando
implementar la medicina integrativa dentro de sistema de salud japonés, como si
dijéramos dentro de la seguridad social. Nosotros querríamos hacer algo
parecido en España, que se pudiera tener acceso a esta medicina que es privada
y por lo tanto es muy cara, pero es una medicina mucho menos dañina, mucho
menos iatrogénica, porque las sustancias que nosotros utilizamos no tienen
prácticamente efectos secundarios, no utilizamos fármacos clásicos, utilizamos en
todo medicina ortomolecular, minerales, vitaminas, aminoácidos, nutrientes, es
decir, la idea hipocrática de ayudar al cuerpo a recuperarse por sí solo, a
volver a la physis, volver a su
naturaleza. Por eso, aportamos los nutrientes necesarios y luego incluimos el
psicoanálisis, que es fundamental: somos un todo, somos cuerpo y mente, y
enfermamos todo a la vez, no enfermamos una parte por un lado y otra por el
otro, cuando sufre el cuerpo la mente se ve afectada, y viceversa, de modo que
son inseparables, o sea que hay que atender a ambas cuestiones.
Le
pido que me hable un poco del Grupo Cero.
—Grupo Cero es una escuela de psicoanálisis, pero es también más
que eso. Grupo Cero es un movimiento científico-cultural, de hecho, en el año,
si no me equivoco, 2013, nominaron a Miguel Óscar Menassa, que es el director
de la escuela (mi padre, por cierto) para el Premio Nobel de Literatura. Esto
lo presentó la AIWA, una asociación internacional de escritores que está en
Ohio, en Estados Unidos. Ellos son conocedores de la obra de mi padre y le
presentaron al Premio Nobel de Literatura; Teresinka Pereira, la persona que le
presenta, presidenta de la asociación, es una poeta bastante reconocida
mundialmente. Ella nos presenta diciendo: “Uno de los movimientos
científico-culturales más importantes del siglo XXI”. Yo eso no lo sé, no me
atrevería a decirlo, pero sí es verdad que hay una verdadera preocupación por
hacer cultura y por difundirla, en todas sus maneras, tanto la pintura, como la
poesía, la cerámica, el flamenco, la música, eso es Grupo Cero,
fundamentalmente. Y el psicoanálisis está incluido ahí, en toda una parte que
es el departamento de clínica del que yo soy directora junto con otra
compañera, la doctora Pilar Rojas, más dedicado al campo de la salud,
específicamente. Pero creación y salud están íntimamente relacionadas en el
Grupo Cero.
Llegados a este punto, le pido que me hable también de su padre.
—Mi padre, ¡je! —ríe cariñosamente—. Mi padre es una de las personas más generosas que yo he conocido
nunca, es de las pocas personas que no sólo hace las cosas sino que dice cómo
las hace, las muestra, es de los pocos pintores que tienen en Internet cómo él
hace los cuadros; hay muy pocos pintores que hagan eso, parece una tontería,
pero no lo es. Él, eso, lo hace con todo: si hace cine, escribe sobre cómo hace
cine, si hace psicoanálisis escribe sobre cómo hace psicoanálisis, es decir,
siempre ha sido muy generoso con el conocimiento, y es de las pocas personas
que yo he visto (esto que decíamos antes de la envidia) que tiene tan analizada
su envidia que deja crecer todo lo que se acerca a él. Es decir, normalmente
los maestros es difícil que tengan un número ingente de alumnos brillantes
alrededor suyo, aunque evidentemente ha habido muchos maestros que lo han
permitido, pero no es fácil, y no es lo más común. Yo creo, que un maestro, y
Menassa es un maestro (en muchas cosas además, en muchos campos, el psicoanálisis,
la poesía, la pintura…) es un maestro que deja crecer a sus discípulos, lo cual
es muy de agradecer.
Para
finalizar nuestra entrevista, le sugiero a Alejandra que añada lo que le
parezca oportuno añadir.
—Creo que no hemos dicho que la creación es un trabajo. Y me parece
muy importante decirlo; ya lo decía Picasso, en frase famosa: “Que la
inspiración te pille trabajando”. La creatividad no es una cosa de musas, es
una cosa de trabajo, trabajo sobre uno mismo, trabajo de lectura… Me parece una
aberración llamarse poeta cuando no se ha leído a los grandes poetas,
sinceramente, no estoy juzgando a nadie, pero me parece… De hecho, yo no me
atrevería a llamarme poeta, soy una persona que escribe, y que lee mucho, soy
una gran lectora, eso sí que lo puedo decir… si somos poetas o no, lo dirá la
historia. Pero creo que es un trabajo, un trabajo de lectura, primero, y
después de escritura, por ejemplo la poesía.
—O sea, que requiere un esfuerzo.
—Sí, requiere un trabajo, requiere horas, requiere lectura, no sucede
desde la nada, uno no crea desde la nada.
Fin de la entrevista completa
Gracias, por permitir que escuchemos a Alejandra exponer su modo de pensar temas tan importantes como la creación, el psicoanálisis, los aportes del Grupo Cero. Y sobre ella. Es una mujer fantástica.
ResponderEliminarUn auténtico placer. Gracias a ti por leer y comentar.
EliminarUn abrazo,
David Martínez
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