Jazz en Madrid,
o La odisea de crearse a sí mismo
Por David Martínez Romero
Imagen extraída de la película documental Jazz en Madrid.
Jazz
en Madrid es el título del primer proyecto ya
casi “completo” desarrollado en Homo Artifex, superada la que
consideramos fase de experimentación, esto es, un proyecto que se divide en
múltiples formatos que permiten acceder al mismo desde múltiples perspectivas,
dando al usuario la posibilidad de acercarse al contenido principal, al
resumen, o bien a las extensiones de los diferentes momentos estructurales. Así,
Jazz en Madrid es el título de una
película documental (la primera producida desde Homo Artifex), un resumen
de algo menos de seis minutos de duración, y puesto que se trata de una
sucesión de entrevistas alternadas con ejecuciones musicales, también se
incluyen las ejecuciones completas de forma independiente, como, desde luego,
las conversaciones íntegras con los participantes, de inicio a fin, tratadas
con igual cuidado técnico y de nuevo ofrecidas cada una independientemente.
Cuando tengamos claro si tendremos oportunidad de estrenar la película,
probablemente crearemos un tráiler de la misma. Es decir, 16 vídeos en total. Y
si estuviéramos trabajando a full time,
cosa que aún no hemos logrado, el proyecto incluiría álbum de fotografías del
rodaje y varios apuntes, previos y posteriores, a modo de notas informativas
sobre el proyecto (pequeños reportajes y entrevistas escritas). Ojalá seamos
pronto capaces de mostrar el primer ejemplo auténticamente completo. Ya estamos
desarrollando dos nuevos proyectos que, con suerte, podremos llevar a buen
puerto y abrir con ellos el universo de posibilidades que, a nuestro juicio, despliega
Homo
Artifex.
Que volviéramos a la música para enfrentar nuestra primera película, y
en concreto al jazz, no es una
casualidad. Por otro lado, hay quien piensa, y con justicia, que Jazz en Madrid no puede considerarse aún
como una película documental, dado que en ella no tiene lugar un desarrollo
dramático de acontecimientos, los personajes no experimentan un arco vital ni
sucede propiamente una historia con unos claros comienzo, evolución y
desenlace. Es cierto. Las razones de que todo ello no se encuentre
explícitamente integrado en Jazz en
Madrid son varias. La primera, dicho con toda honestidad, tiene que ver con
nuestra capacidad de producción, en realidad muy limitada, lo cual no obsta,
como es bien notorio, para que un equipo de trabajo pueda unirse y crear un
proyecto audiovisual, un cortometraje e incluso una película construida sobre
un guión estimulante e imprevisible, capaz de desarrollar dramáticamente una
historia en la que los personajes vivan una experiencia sorprendente,
emocionante. Pero, en nuestro caso, el objetivo era reflejar las aspiraciones
fundacionales de Homo Artifex como un proyecto donde se otorga primacía
indiscutible a la palabra, a pesar de tratarse de la matriz de un canal de
vídeo, y aunque nuestra ambición consista en dar un tratamiento cinematográfico
al reportaje tradicional. La palabra, sin embargo, debía tener un papel
protagonista, una presencia efectiva a través de conversaciones espontáneas, no
planificadas ni acordadas previamente, con personajes cuya relación con el tema
propuesto fuera de una completa y apasionada hondura. Si esto se conseguía,
eran las propias palabras de los protagonistas las que habrían de aportar el
dramatismo de sus situaciones reales, expuestas por ellos mismos, manifestadas
en el proceso discursivo que de por sí abriría el espacio emocional de sus
propios desarrollos biográficos. Y en lo que se refiere al proceso creativo,
éste vendría a suceder en la ejecución musical de los artistas, grabada en
riguroso directo, digamos in actu exercito,
ello mismo un proceso al que asistimos mediada la intervención de la selección
de planos desde el punto de vista fotográfico, la captación del sonido con la
intención de recuperar sensaciones que sólo imperan en la presencia física, y
el criterio de edición (montaje en términos cinematográficos) aplicado. En este
sentido, la edición de todas las piezas que componen Jazz en Madrid (¡y aún nos queda el tráiler!) significó una labor
mastodóntica de todo el equipo de postproducción, especialmente por parte de
Álvaro Santos Lorente, pero también de Noah Shaye, a la sazón director de
fotografía y principal operador de cámara. El primero editó la película, el
resumen y las entrevistas, y el segundo las ejecuciones musicales. La
simplicidad de la producción se convirtió en un galimatías casi inabarcable al
aplicar las adaptaciones y extensiones, adoptadas como principios de presentación
de formatos, a las ingentes cantidades de material generado. Baste decir que
nos llevó un tiempo considerable el solamente organizarlo. Pero la lección ha
sido de una utilidad extraordinaria. Ahora estamos seguros de contar con las
técnicas necesarias para sistematizar estos procesos sin que el sistema termine
por fagocitar el sentido de la exposición. Y yo, personalmente, como director
del proyecto, estoy contento, si aún no satisfecho, con el resultado. Siendo
amante del jazz, y estudiante
iniciático de solfeo con la intención de poder cantar en un conjunto de jazz algún día, encuentro inmensamente
significativo el haber producido mi primera película documental, o conjunto de
entrevistas alternadas con interpretaciones musicales, o lo que sea, en torno
al jazz, y en torno al jazz madrileño. Dije que no era una
casualidad. De hecho, a Noah Shaye tuve la suerte de conocerlo por motivos
musicales: llegué hasta él porque se trata de un batería de jazz muy respetable, y al descubrir
ambos nuestra respectiva faceta profesional en el campo audiovisual, se inició
una colaboración que, de momento, nos ha traído hasta aquí, pero de la que
espero fehacientemente nos permita algún día, con los medios y el tiempo exigibles,
alcanzar cotas de calidad y perfección muy elevadas. Para mí todo esto es
importante. Pero quién sabe cuál es la importancia que haya de tener lo que es importante
para mí.
Madrid visto desde la terraza del Hotel Santo Domingo.
Imagen extraída de la película documental Jazz en Madrid.
Homo
Artifex es un sueño, primeramente mi sueño, y a la postre el sueño de
todos cuantos me han ayudado y trabajado por hacerlo realidad, lo cual es en sí
mismo un proceso creativo que sigue en marcha: work in progress, men in progress, all of us, just at work. Ya
veremos hasta dónde somos capaces de llegar. Pero en todo momento ha de primar
mi intuición esencial, la idea de que nos encontramos asediados por contenidos
superficiales, vacíos, e incluso indeseables, los cuales nos obstruyen el
camino hacia la comprensión del otro y por tanto son fuente inagotable de intolerancia,
de estupidez y de materialismo hemipléjico. Si la batalla que hemos emprendido
es la batalla adecuada, eso lo habrán de juzgar otros. Entretanto, aquí está
este blog, y aquí está Jazz en Madrid.
To be continued.
Porque la idea es continuarlo. Desde que comenzamos a compartir los
contenidos que hemos ido concluyendo, nos han llegado comentarios respecto a lo
injusto que es titular Jazz en Madrid
a una pieza que se concentra en un local muy concreto (el Café Central),
tocando otro de pasada (el Café Berlín), y ocho personajes, cinco músicos y
tres amantes del jazz. Sin duda. Esto
no representa todo el jazz de Madrid.
Pero es un comienzo, que es de lo que se trataba. Así, en mi introducción a la
película, en la película, digo:
Si pudiera elegir de
entre todos los sueños, que tengo desde hace ya muchos años, uno de los que sin
duda elegiría es recorrer las principales ciudades del mundo, buscando músicos
de jazz, y
grabándoles: grabándoles tocar sus instrumentos, grabándoles juntos,
haciéndoles entrevistas…
A
continuación, dudo de mi capacidad de llevar a cabo esta empresa, debido a su
altísimo coste de producción, y añado: “Lo que sí puedo es empezar por Madrid,
por qué no…” La idea era, pues, empezar. Ya estoy trabajando en Jazz en Madrid 2, y puedo fácilmente imaginar
la tercera parte, la cuarta, la quinta, Jazz
en Madrid: Avantgarde, y Jazz en
Madrid: Una historia, y por qué no… Jazz
en Barcelona, y Jazz en París, y Jazz en Chicago, e incluso Jazz en Bogotá… Por qué no. Allí donde
haya músicos de jazz trabajando, y
creando, y colaborando, y discutiendo, hay una noticia para Homo
Artifex. Como la hay en todo lugar y en todo momento mientras quede un
solo hombre, o una mujer, o un niño, sobre la faz de la Tierra, haciendo algo.
Y también la habrá más allá, en los confines del espacio exterior, del
universo, siempre que allí haya alguien, haciendo algo, pensando, creando. Como
se crea Homo Artifex, a sí mismo, poco a poco, paso a paso, en esta
odisea entrañable que, cada vez, estamos viviendo más personas, trabajando
juntos.
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